“Serán
solo cien palabras”, me dijeron en la aduana, así que pagué sorprendido al no
poder hacerlo con dinero interestelar.
Hacía años que anhelaba visitar aquel famoso planeta por su tecnología y
modernidad, donde sus habitantes se comunicaban por telepatía y consideraban
las palabras como algo inservible y anticuado. Mientras paseaba disfrutando de
la tecnoarquitectura, me di cuenta de la gran cantidad de escuelas que
existían. Me encaminé hacia una de ellas y abrí sus puertas. Mi sorpresa fue
mayúscula cuando observé que en su interior multitud de personas aprendían a leer y escribir. Conmocionado ante
la imagen, enmudecí. Me había quedado sin palabras.
lunes, 29 de febrero de 2016
sábado, 27 de febrero de 2016
Las últimas palabras
Serán
solo cien palabras, dije en mi alegato de defensa ante el jurado. Lo intenté,
pero las pruebas estaban en mi contra y nadie quiso testificar a mi favor. La
gente de este país tenía miedo de hablar, vivían una pesadilla en un mundo
irreal donde las purgas eran constantes. Solo esperaba que mi testimonio en
clave consiguiera traspasar las fronteras para cumplir mi misión de espionaje;
finalmente me encarcelaron.
Al amanecer, los guardias abrieron mi celda, me llevaron al paredón y me colocaron una
venda. Mientras, le susurraba al viento mis cien palabras.
domingo, 21 de febrero de 2016
Expiación
Cada vez
que le hablaba del último sobre rechazado, ella me miraba desconsolada. Inés
continuaba enviando cartas al frente, donde hacía ya dos años que Daniel, su marido,
había partido en busca de gloria. Yo llevaba otros tantos enamorado de ella,
torturándome por cada minuto perdido sin poder besarla. Evitaba cruzar nuestras miradas, pero al mismo
tiempo anhelaba rozar su piel al devolverle otra carta. La culpa corroía mis entrañas, había matado a
Daniel y mi penitencia era amarla.
viernes, 19 de febrero de 2016
Memorias
Me gustaba escribir novelas,
era un placer narrar historias y hacer disfrutar a mis lectores con ellas. Con
los años sentí la necesidad de pasarme a un
formato más corto. Comencé con cuentos, los cuales fui reduciendo con el
paso del tiempo hasta derivar en el breve e intenso microrrelato. De la misma
manera que decrecían los textos, mi memoria menguaba. Mis lagunas mentales a
veces provocaban anécdotas hilarantes, pero en otras ocasiones eran dignas de
preocupación; tal era así, que decidí
escribir mis memorias. De hecho, ahora mismo me encuentro inmerso en la
escritura de… ¿qué estaba diciendo?...no recuerdo…pero, ¿quién soy?
miércoles, 17 de febrero de 2016
Purificación
Era de
los pocos detectives honrados que quedaban en la ciudad. La corrupción y el
crimen organizado reinaban en sus calles, y el detective, que estaba amenazado
por la mafia, decidió huir con su familia a un lugar más seguro. Un día recibió
una carta y al abrirla, voló por los aires. Horas después, el viento esparció
sus cenizas purificando la ciudad.
lunes, 15 de febrero de 2016
Una oferta irrechazable
Era de los pocos
detectives honrados que quedaban en la ciudad. Sus contactos en las altas
esferas le proporcionaban información privilegiada, pero también le granjearon
poderosos enemigos. Amenazado de muerte, meditaba huir con su familia a un
lugar seguro, hasta que una misteriosa llamada le hizo cambiar de idea.
Convencido por la desorbitada oferta aceptó acudir a la cita, aunque alertado
por el peligro. Una vez en la dirección convenida y pistola en mano, empujó
lentamente la puerta entornada. Sobre una mesa, reposaba una nota con el
encargo: debía investigar su propio asesinato.
sábado, 13 de febrero de 2016
Sueños, magia, amor...teatro
Mis
recuerdos de la niñez me trasladaban al pequeño teatro de barrio donde se daban
cita mis ensoñaciones. En una ocasión, la actriz, una chica de tez morena e
hipnóticos ojos rasgados, me cautivó hasta tal punto que olvidé la obra. Salí
de la sala henchido de amor, por ella y por el teatro. Transcurrieron los años,
y a miles de kilómetros de mi pasado, volví a verla. Su rostro apenas había
cambiado, pero sin embargo sus ojos iluminaban aún más el escenario. Fue entonces
cuando descubrí la verdad; no era amor, sino la magia del teatro.
Armas y letras
Los
duelistas se citaron al segundo amanecer del año bisiesto. El motivo: la ignominia.
Los protagonistas: un monárquico y un republicano en compañía de sus acólitos.
El lugar: un paraje de la campiña francesa sumido en el silencio; un silencio roto
sólo por el sonido de las pistolas y el entrechocar del frío metal. Tras el
duelo, llegó la extenuación y el desagravio. Caídos los brazos y la barrera de
la sinrazón, se dio paso al entendimiento. Formaban parte de su lista, la
empatía y el diálogo…teñidos de sangre.
lunes, 8 de febrero de 2016
Amor caduco
Vivir a
lo grande de los bienes gananciales, era el sueño de Argón. Clea, su mujer, era
propietaria de la mayor factoría de androides de la galaxia. Un día, durante un
crucero interestelar, Clea le confesó que por sus venas no corría sangre sino los impulsos eléctricos que le
proporcionaban vida artificial. Además, su existencia tenía caducidad; apenas
le restaban unos meses para su desconexión. “No te preocupes amor, no me
importa que seas un humanoide”, le dijo Argón con hipocresía. De repente, mientras
la besaba, un cortocircuito les separó los labios para siempre. Argón había caducado.
viernes, 5 de febrero de 2016
El último escalón
Subir
de nuevo a la habitación por la interminable escalera, era un calvario para su
doliente corazón. Peldaño a peldaño rememoraba episodios de una vida repleta de
errores y desamor. Una esposa fallecida y dos hijos ausentes era todo su
bagaje. Su roto corazón a punto de explotar le aupó hasta el último escalón, y
una vez allí, una luz le inundó de amor.
Inmersión
Subir
de nuevo al camarote era lo que más le gustaba. Eso y corretear por los
pasillos para terminar chocándose con alguien. Después reanudaba la carrera
mientras se desternillaba de risa. Un día, estando inmersa en sus travesuras,
sintió un gran impacto acompañado de un ruido ensordecedor. A continuación, el
lugar se transformó en un tremendo caos agravado por los espeluznantes gritos
de la gente que corrían de un lado a otro sin terminar de saber muy bien el
porqué. La niña subió de nuevo a la habitación para sumergirse por siempre en
las frías aguas del océano.
¡Salta!
Subir
de nuevo a la habitación y soportar otro lascivo y sudoroso cuerpo era algo que
no podría aguantar durante mucho tiempo. En esta ocasión había dejado la
ventana abierta. Con determinación se dirigió hacia ella y saltó. Después, tras
recorrer unos metros se giró y pudo contemplar con alivio su pasado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)