Cuando se prendieron las cortinas de la cocina observé
con detenimiento como las llamas lo consumían
todo; fue duro perder a mi familia siendo tan pequeño. Desde niño sentí
atracción por el fuego y todo lo relacionado con él, así que las visitas junto
a mi padre al parque de bomberos donde trabajaba eran habituales. De mi
progenitor heredé la pasión por su oficio, participando a lo largo de los años en la extinción de multitud de incendios. Apagar fuegos tan
devastadores como el de miles de hectáreas de bosque o el de un rascacielos, es
agotador. Sobre todo cuando lo provoca uno mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario