sábado, 19 de noviembre de 2016

Nunca es mal momento






Espero que puedas perdonarme por querer acabar con mi vida, pero ya no soportaba que nos cruzásemos en el portal sin que me dirigieras la palabra. Sin embargo, yo suspiraba por hablar contigo algún día y poder sentirte cerca. En las reuniones de vecinos te escuchaba atentamente, y no faltaba a mi cita tras la pared para oírte cantar en la ducha. Pero mi aguante tenía un límite, así que desesperado, esa tarde me arrojé por la ventana al vacío. La fatalidad del destino quiso que cayese sobre ti, aunque por fin me hablaste: "¡me estás aplastando imbécil!" Bueno, nunca es mal momento para empezar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario